Reproducción

Cuando está en celo, el olor de la hembra cambia sutilmente y los machos cercanos comienzan a perseguirla. Además, la hembra alerta a los machos de que está en celo silbando por la nariz. Durante el apareamiento, la hembra tiene la ventaja y la elección de aparearse. Los capibaras se aparean sólo en el agua, y si una hembra no quiere aparearse con un determinado macho, se sumerge o sale del agua.

Cuanto más grande es el grupo, más difícil es para el macho vigilar a todas las hembras. Los machos dominantes aseguran significativamente más apareamientos que cada subordinado, pero los machos subordinados, como grupo, son responsables de más apareamientos que cada macho dominante.

El aparejamiento puede tener lugar en cualquier época del año, pero la mayoría de nacimientos suelen ser en la estación lluviosa (de abril a mayo en el norte de Sudamérica y en octubre al sur del continente). Generalmente, cada hembra pare una vez por año, pero si las condiciones climáticas son favorables pueden hacerlo dos veces. El periodo de gestación dura unos 110 días en la subespecie septentrional y unos 150 en la meridional. Las capibaras son multíparas, y cada parto se compone de una media de cuatro crías, pero puede variar entre una y ocho.

El parto se produce en tierra y la hembra se reúne con el grupo a las pocas horas de dar a luz a los capibaras recién nacidos, que se unen al grupo en cuanto son móviles. Al cabo de una semana, las crías pueden comer hierba, pero siguen mamando -de cualquier hembra del grupo- hasta que se destetan alrededor de las 16 semanas. Las crías forman un grupo dentro del grupo principal. Ambos sexos asumen la madurez sexual aproximadamente a los veintidós meses de edad.

Se ha observado la aloparentalidad* en esta especie.

Su longevidad en estado natural varía entre ocho y diez años, mientras que los ejemplares en cautividad pueden llegar a los doce años

*Que tiene lugar sin la intervención de los progenitores.







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